jueves, 17 de marzo de 2011

Bar

Relaciones, amistades es lo único que se ve en este lugar, risas, deseos, recuerdos es todo lo que nos rodea, cosas simples y artesanales es lo que se ve, mesas que tienen fotografías de distintas épocas, cerveza mucha cerveza nos rodea sin control, muebles en madera, lámparas colgantes mirando todo lo que pasa a nuestro alrededor . En el fondo se escucha una melodía de rock clásico y voces que cuentan sus vidas en tan solo un instante. Alegría, pensamientos y diversión es lo que se siente y escucha, es un momento de relajación y des conexión con el mundo y con lo que nos rodea.

Tatiana López p

lunes, 14 de marzo de 2011

OBJETO

Están Pablo, Felipe, Camilo, Andrés y Daniel sentados en un círculo en el piso del parque del barrio. Están en silencio mientras se van rotando un bareto de marihuana, Andrés tose mientras Daniel fuma. Felipe se mete la mano al bolsillo de du blue jean saca un llavero de forma de dado y comienza a quitarle las llaves. Daniel fuma y dice: esta será la herramienta que escoja a quién le va a tocar hacer eso, mientras juega con el dado con su mano derecha. Felipe dice: cada número es la representación de nosotros y el número que sobre es porque todos tenemos que estar implicados.
Escojan cada uno un número y cada uno tirael dado, el primer número que salga tres veces, es al que le toca.
Comienzan a tirar, sale el 3 tres veces, le tocó a Andrés.
Se toma la mitad de la cerveza que le quedaba, se para le da la mano a cada uno, y como último favor dice que se va a quedar con el llavero.

Se va, camina solo por el parque, saca un cigarrillo, fuma, camina y va jugando con el dado, lo mira y lo mira girándolo y tirándolo. Para en una tienda, se compra una cerveza, se la toma en la acera de afuera, toma, fuma y sigue mirando el dado, está pensativo, se acuesta en el piso, vuelve y se para y va a comprar otra cerveza, otra, otra, hasta que el duelo cerró la tienda.

Se va, camina, llama a su exnovia.
Se encuentran en el parque, Andrés le regala el dado a Laura, hablan, hablan, Andrés dice que ya viene, Laura se queda sentada en la banca, espera, espera, espera.

Al rato le suena el celular, Laura mira el dado y le queda de frente el número 3.
Andrés está en medicina legal.


Elaborado por:
Manuela Vélez B

rutina en la UdeM














"Un día de clase"
Rutina en la Universidad de Medellín
Manuela Vélez B

RUTINA para Sherlocks

CAPITULO 2




Historia en la habitación 804



- Qué tal, cariño…Hoy eres la última… Tengo más tiempo para ti...En primer lugar quiero decirte que todo puede ser anterior o frontal y en segundo lugar puede estar en la parte posterior o de fondo. Te traje flores, estás radiante, cariño.

Cuando Miguelito dejó a Susana en esa cama del hospital, raudo salió para la terminal de transportes, con los pocos ahorros que le quedaban, tomó un taxi, se dirigió al módulo rojo y en la taquilla de Flota Magdalena compró un tiquete para su pueblo, ubicado en la costa atlántica colombiana.

La caja de cartón en las que llevaba sus pertenencias le daba un toque pintoresco.

Sentado en la silla correspondiente comenzó a recordar los momentos que había vivido en la habitación 804, el estado inmóvil de su amada, le parecía una figura patética, que es como un dialogismo, porque como autor de los hechos, había suspendido la narración, para dar paso a referir lo que dicen o supone que dijeron los personajes presentes o ausentes, luego de su huida.

Como cuando dijo Federico:

¡Compadre! ¿Dónde está, dime?

¿Dónde está tu niña amarga?

¡Cuántas veces te esperó!

¡Cuántas veces te esperara,

Cara fresca, negro pelo,

En esta verde baranda!

Esa imagen le sirvió como trampolín al infinito, esa poesía que le leyó, una de las noches en las que la visitó, era una expresión del universo mediante la creación artística en la que intervino como elemento esencial la palabra. Susana estaba muda y en estado vegetal. Para introducirse en un mundo de ficción, Miguelito se valió de una estructura literaria que se compone de una forma y de un contenido, donde plasmó cómo quería expresar sus sentimientos, sus ideas, etc.

De igual forma la cabeza de Miguelito acudió a las ficciones, es decir, a aquellas hipótesis reconocidamente improbables, o incluso imposibles, pero que pueden considerarse como verdaderas y que pueden ser utilizadas al servicio de la inteligencia, como conceptos auxiliares para comprender la realidad. Por ello la historia de Miguelito puede considerarse como la transposición de la realidad a planos de ficción y en un punto determinado como una mezcla de ficciones y de subjetividad.

Solo él sabía la verdad de lo que había sucedido, verdad gnoseológica y lógica ya que el lenguaje tiene el don de reproducir fantasías, de desprenderse por un lapso determinado del principio lógico y ponerse al servicio de asociaciones, que surgidas del inconsciente individual o colectivo, se erigen en hechos de la conciencia y, por tanto, no deben en modo alguno ser consideradas irreales, sino formas de pararrealidad, como una Rosa de sangre.

Miguelito estaba seguro del amor de Susana, era la lógica elemental ya que todo objeto es idéntico a sí mismo, o lo que es lo mismo, es decir si Amor = Amor a Susana entonces A = A. Sabía a dónde pertenece ese principio de identidad, según él: dos juicios contradictorios, no pueden ser ambos falsos, pero su amor por Susana no era falso, por vigésima tercera vez se dijo que la lógica no es invención de nadie y su formulación es un descubrimiento, no un acto creativo del hombre, también sabía que todo objeto es idéntico a sí mismo (el carácter de lo que es único), que él era único, que existe la imposibilidad de que sean verdaderos, a la par, dos juicios, si uno de ellos afirma lo que el otro niega.

Era consiente que los sueños son simples liberaciones emocionales y no tienen ninguna relación con la realidad, eso era lo que creía, pero podía más su amor por Susana, esa mujer que le había cambiado la vida.

Recordó aquella primera noche cuando luego de seleccionar una emisora de música romántica, le contó que había estado en misa y que le había preguntado a Dios, si eso estaba mal y como sintió que Dios aprobaba el amor que sentía por Susana. Y como luego de desabotonarse el pantalón le había susurrado al oído, _ Tranquila, mi amor…La enfermera viene hasta las nueve._ y recordó que era un personaje que se va definiendo en el proceso mismo de la interacción con los otros.

Sabía que entre los dos había convergencia, otros dicen química, sin importar que las relaciones interpersonales, las cortesía y los modales, se constituían en una actividad comunicativa que se concibe como un escena, sin importar que los dos pertenecían a clases y estratos sociales distintos, que existen grupos de personas que están ligadas por alguna forma de organización social, que hablan las unas a las otras y hablan de manera semejante. Él no tenía ese lenguaje, pero la amaba.

Ya no eran las palabras, sus cuerpos se habían fundido, esa construcción idealizada que combina los conceptos del grupo social, red de comunicación y población lingüísticamente homogénea, constituían una comunidad lingüística, en la que habían desaparecido las clases sociales, ese eje vertical que determina la relación jerárquica, de dominante a dominado, de superior a inferior relación que surge de las diferencias de edad, de estatus profesional, de clase social…ese eje vertical de dominio, ya no existía.



Ya no había que medir la distancia y la proximidad entre las personas que interaccionan y ya existía como requisito previo, cierto grado de conocimiento entre ellos. Ese eje horizontal le permitía hablar de tú a tú con su amada Susana. Aunque él fue el que siempre habló.



Esa cortesía verbal que había tenido con ella se constituía, no obstante el estado de ella, en un contrato conversacional, constituido por derechos y obligaciones mutuas. No obstante sus gustos por la música vallenata y el reggaetón, que para su sociedad era una forma de prestigio, al menos en su contexto social, aunque para muchos, como el Doctor Josué, que tan mal lo trataba en el hospital, era causa de bromas, el ridículo y de aversión social.



Alguna vez Miguelito le dijo que lo respetara porque se reía cuando decía hombe y lojo, cuando iba a decir rojo, el sabia que los costeños hablaban así, especialmente sus ídolos como Daddy Yankee, que alguna vez había leído en el periódico La Chiva, que decía que su dialecto estaba asociado a un grupo social definido de manera más o menos objetiva y que ese hablado funcionaba como símbolo suyo.



Como era su costumbre, espiar y hurgar en todo cuando hacía el aseo, en un libro de la Doctora Castro leyó que las diferencias entre dialectos tienen que ver no con la lengua como sistema, sino con la lengua como institución, cosa que no entendió, razón por la cual le preguntó a la Doctora, y esta llamó a un comunicador amigo para que le explicara. Este llegó y le dijo con aires de suficiencia, mira Miguelito, el concepto de lengua estándar hace alusión o posición de un dialecto particular y a la gama de funciones a las que sirve; y no a elementos intrínsecos en el propio dialecto. Ante lo que Miguelito quedó en las mismas.



Así que la única opción que le quedaba era pedirle al creído doctor Josué que le explicara. Éste con la sobrades característica de los cirujanos estéticos le dijo con voz de cachaco trasnochado: mira corroncho, lo que cuenta como cortesía, puede variar de un grupo a otro, de una situación a otra o de un individuo a otro. El éxito o fracaso de la relación entre las personas en los actos comunicativos y el de la transmisión de información, son los aspectos fundamentales de la comunicación y la interacción, de ahí que se hable del principio de cooperación conversacional, de la negociación como condición del proceso y del contrato comunicativo, de lo anterior se infiere que el término contrato es un acuerdo de interacción entre participantes en un acto comunicativo.



Miguelito salió de allí cabizbajo, como estudiante de comunicación luego de examen final perdido, no quiso saber más de esos temas, lo que importaba era el gran amor que sentía por Susana y nunca más volver a ver al famoso doctor.



Los recuerdos del hospital ahora lo ahogan, pero lo más doloroso fue haber dejado sola y embarazada a su amada Susana. Cada mañana mientras va a terminar su casa en la playa, recuerda la imagen de Susana acostada en su cama y con la mirada perdida en la lluviosa ciudad.



Recordó cuando la besó por última vez y las palabras que le dijo.



- Mejórate cariño, y explícales cómo sucedió esto…- …



Recordó cómo cogió el maletín y dio unos pasos y el gran esfuerzo que tuvo que hacer para abrir la puerta y atravesar el umbral. Recordó sus mandíbulas apretadas cuando se limpió las lágrimas que rodaban por sus mejillas y recordó cuando salió a la ciudad lluviosa, lluvia que le borró cualquier rastro de llanto. También recordó lo que debía recordar, en el momento de lanzarse con una piedra al cuello hacia el fondo del mar.













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domingo, 13 de marzo de 2011

Opio en las nubes

http://www.youtube.com/watch?v=XdA3Ubw-4oU

Grupo: Manuela Vélez, Melissa Acosta, Valentina Monsalve, Vanessa Mena, Daniel Lema, Yeison Osorio.

viernes, 11 de marzo de 2011

EL bar.


BAR.
Camine hacia la barra no sin antes subir temerosa unas escaleras de metal, temía tropezarme a falta de luz pero desde el primer escalón ya sentía que me iba a gustar el lugar, ya sentía que lo conocía, por que ya conocía la gente, la música, la idea del lugar, el concepto… y era todo lo que esa persona había querido y yo me sentía orgullosa de el. Lo salude y le dije, a las escaleras le falta luz y me dijo,  es ese poquito o es toda, mientras  subía y bajaba las luces y le dije…. Mejor oscuras….. me abrazo y me dijo… te voy a hacer un tour.. me halo de la mano…llegamos a la cocina… para cuando empecemos a servir comida, la bodega, prendió y apago la luz de una… no hay  nada que ver solo cajas, y mientras caminábamos a la terraza donde están todas las sillas y mesas me dijo.. estas dos salas son los VIP.. ya sabes quienes se sientan ahí… y con una sonrisa dije: obvio si…. Tengo Wii para que jueguen los desparchados y guitar hero,  voy a poner otros dos televisores y el Internet me lo ponen mañana… me senté en la barra, había llegado sola esa noche… me pregunto por las demás y dije que ya venían… me paso la carta y me dijo: hoy no sales viva, los vas a probar todos, cócteles y shots y si pide un jugo se lo enveneno… estoy estrenando bar y la gente que va a venir acá se emborracha o se prende pero sobrios no salen… tengo que sacarle jugo a el negocio.
Que quieres tomar,?? un salvador, quiebra patas, falsas ilusiones, dari yanki yooo, casasueños, le chato?? or mencionar los que recuerdo.. el que sea dije, lo quiere con Jagger o hipnotiq?, los dos?? bueno,  o pida por lo que no vea…. Y yo no veía la hora que llegaran mis amigas para no morir sola…esa noche conocí mas gente de la que recuerdo, y mucho menos recuerdo sus nombres, una a una fueron llegando las amigas y cada una de ellas hizo el tour asi como yo…. un bar una chimba, buena música, gente divertida, nuevos  y viejos amigos, ese iba a ser el parche de ahora en adelante… no va a haber fin de semana que en el que por lo menos a saludar no entremos, y el saludo se convierta en toda la noche… cerramos temprano y cerramos todos, pero la fiesta no termina cruzamos la calle y el baile empieza, y después caminamos 3 cuadras y el baile continua.. y si nos da mucha hambre, o pizza de Dominos o pizza pizza, y ya en la madrigada buscamos  que hay abierto.
Todos los días, hay algo nuevo, cuadros en la pared, placas en la pared, el menú mas extenso, una mesera nueva y gente desparchada jugando wii, y la misma gente con otra gente diferente… una a una llegan las amigas, los amigos, los que todavía no me acuerdo y la noche empieza…  y quien paga la cuenta??? Espero no estemos generando perdidas…eso si se deja buena propina siempre.

Valentina Monsalve M

jueves, 10 de marzo de 2011

Viaje al Sexo

Una historia que se repite como se repiten las estaciones y los actos fallidos, un hombre una mujer se encuentran por casualidad, no se conocen nunca se han visto, pero se miran y se reconocen, se reconocen porque se han visto en otros hombres y en otras mujeres, sienten el deseo de estar juntos sin decirse sus nombres, de hacer el amor como nunca lo han hecho, de decirse cosas que nunca dirían a los que aman y respetan, porque son cosas de gente baja, palabras sucias que se aprenden en el suburbio del sexo, palabras prohibidas, palabras obscenas que atentan contra las  buenas costumbres y la moral de nuestra honorable sociedad, ninguno de los dos piensa que pensara cada uno de cada cual, no les importa, él no es su marido, ella no es su esposa, tal vez no habrá otra oportunidad y además nadie se enterará, se miran, se intuyen, se presienten… se vuelven a mirar de nuevo saben que se han encontrado como si se estuvieren buscando y que por una vez en su vida serán lo que siempre han querido ser: voluptuosos, eróticos, sexuales, lujuriosos, pero por sobre todas las cosas libres, sin miedos, sin prejuicios, sinceros, como un hombre y una mujer en un viaje al sexo sin ataduras y haciendo el amor.   


Cristian Osorio Múnera

Objeto


Cristian Osorio Múnera

Fundamental en el diario vivir de las personas, causante de alegrías y desdichas para otros. Para desdichas de algunos porque son diabéticos y para otros porque es la sustancia prohibida, en asuntos de ser gordos y desafortunadamente les toca tomar bebidas simples.
Para muchos es el sabor de un buen café en la mañana, es el endulzante de un buen jugo de maracuyá en el almuerzo. Para el gusto de muchos viene refinada bien vestida, muy hermosa y atrayente; y para el gusto de otros viene morena con un buen porte, más gruesa y sabrosa. Pero por lo general las personas la prefieren refinada.

Objeto: Azúcar

Pregunta


Cristian Osorio Múnera
A dónde van los del campo cuando están cansados de su trabajo y deciden alejarse de todo.
Esto es más que todo producido por la parte emocional de cada ser y debido a eso, van en busca de la ciudad, una buena compañía, relajarse y sentirse en otro ambiente, una noche de copas y un desahogo follando extremadamente, con alguien bien interesante  y sintiendo la aceleración del ritmo de la ciudad.

miércoles, 2 de marzo de 2011

VIAJE AL SEXO

A LAS ONCE


A las 9:30 p.m. llegó. La “sala” del bar apenas tenía tres pares de personas, lo que permitía una sensación de amplitud diferente a la normal, ya que el lugar era bien concurrido, probablemente por la fama de su ambiente especial para parejas. Eso le sirvió para elegir una mesita desde donde se podía ver claramente la entrada en forma de túnel, y observar las actitudes de las mujeres solas que recién entraran al lugar.

La curiosidad de su cita a ciegas lo tenía tan nervioso, que casi no se decide por una bebida cuando el mesero se le presentó y le mostró la carta. Cocteles, licores, cafés y limonadas; no sabía qué pedir… a verrrrr… sí, la “bomba atómica”, el coctel de la casa estaría bien.

Mientras esperaba, repasaba la lista de datos que le servirían para identificar a su rubia: lucirá una flor, tendrá un anillo en la mano izquierda, pedirá uno de los cocteles “para el amor”, se sentará en la barra, etc. Él le había asegurado que sabría distinguirla entre todas, no sólo por estos distintivos, sino porque reconocería su voz, tantas veces escuchada a través del auricular del teléfono. Su cita a ciegas había sido pactada gracias a una llamada perdida a su celular que devolvió, para encontrar una voz inigualable, llena de timidez pero de mucha curiosidad. Sentía que amaba a esa mujer sin haberla tocado nunca, sin verla.



Las 9:45 p.m. ya pronto sería el momento y su “bomba” no lograba estallar, ya que los nervios seguían en pie. Le pidió al mesero que renovara la bebida, pero que esta vez no le agregara el toque de limón, porque el estómago le empezaba a arder.

Mientras atendían su orden, caminó unos diez pasos hacia la entrada, el túnel estaba custodiado por el mismísimo “King Kong”, un guarda de seguridad que desde hacía unos dos años ahuyentaba a cuanto curioso de bajo perfil quisiera entrar, ya que el lugar era exclusivo para socios. La membresía constaba de un pasaporte que debía contener el sello de visita a todas las zonas del bar: la “sala” (un área social donde sólo había sillas dispuestas en forma de cuadro, con un espacio libre de unos tres por tres metros en el centro, ocupado por una mesa delgada y rectangular, donde se podía conversar con los demás miembros y jugar con ellos al dominó, cartas, caza palabras y otros juegos), el “estar” (un patio al aire libre con plantas ornamentales y mesas con sombrillas), la “habitación” (dotada de sendos sofás y mesas muy cómodas; allí la música y la luz propiciaban el romance) y el área V.I.P., reservado para aniversarios y eventos privados (todo el segundo piso, un salón de 12 metros cuadrados con sus propios bar-tender y meseros dispuestos a satisfacer todas las necesidades del cliente).

Al ubicarse en el túnel, quería saber si habría alguna chica que se presentara con invitación especial. Escuchó dos o tres conversaciones y logró enterarse que había once mujeres en la entrada, esperando que fueran las diez de la noche para ser admitidas. Ya habían sido requisadas, la autenticidad de su invitación había sido comprobada y disfrutaban de un coctel “pica-pica”, para novatas, cortesía de la casa.



Su pulso se avivó. Sabía que la mujer que esperaba estaba entre esas once. Se dirigió a la cabina y le dio las buenas noches a Gilbert, el disk-jockey de la zona “habitación” y le pidió que pusiera el tema que le haría saber a la chica que esperaba, que él ya había llegado y que la esperaba ansioso.

Enseñó su pasaporte de miembro V.I.P., le dio la propina y se dirigió a su mesero para pedirle que conservara la mesa que había reservado en la zona “habitación”. Retomó su mesa provisional, bebió dos tragos y por fin vio asomar a la primera chica, a la vez que su tema sonaba en el ambiente. Analizó su aspecto: maravilloso para su gusto. Detrás y de inmediato, otras tres mujeres, todas muy bellas. Cada una por su lado caminó por la “sala” y luego se ubicó en la barra. Estaba perplejo: entre esas cuatro se encontraba. Estaba distraído en su pensamiento, cuando en su campo visual aparecieron cinco damas más, y luego otras dos que se ubicaron en sendos lugares de la barra.

Tendía que cambiar la silla de lugar si quería empezar a analizarlas para adivinar cuál sería su rubia y, para su sorpresa, ¡todas eran rubias!. Tenían el cabello más o menos oscuro, pero el tinte o color era rubio.

Bueno, eso no era problema, la flor seguro la distinguiría. Se levantó de la mesa, atravesó el salón entre luces de colores y su tema aún sonaba. Ninguna parecía nerviosa o a la espera de un encuentro, pero se imaginaba que ella disimulaba bien su ansiedad, para no ser descubierta fácilmente, pues se lo había advertido: “…cariño, lo único que te puedo asegurar, es que verás una rubia, muy bella, de figura esbelta, luciendo una flor, un anillo y un coctel para el amor en la mano…”

Se ubicó en otro asiento de la barra, soltó su bebida y miró las veintidós manos de las chicas. Cuál no fue su sorpresa al darse cuenta que todas tenían un anillo en la mano izquierda, en diferentes dedos, pero justo en la mano izquierda.

Comenzó a sudar y su mente repasó los datos: aspecto, anillo… ¡flor, claro! Pero, ¿dónde la luciría? Ella no lo dijo.

Atravesó nuevamente el salón y se sentó en la mesa. A pesar de la distancia y la gente que empezaba a llenar el área, podía ver claramente a las once mujeres. Se tomó el tiempo para analizar… todas tenían una flor, era increíble: una, pintada en la camisa, otra, en una diadema, otra más, en una pulsera, y otra, en el pie, en forma de dije… ¡horror!

El hombre se dio cuenta que tendría una larga noche si quería sorprender a la mujer de su cita a ciegas: tendría que entablar una conversación con cada una, invitarla a un trago, verificar que estaba tomando una bebida “para el amor” y sobre todo, ¡escucharla!

El único problema, es que eran once.

Que debía acercarse

A las once.

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