Una historia que se repite como se repiten las estaciones y los actos fallidos, un hombre una mujer se encuentran por casualidad, no se conocen nunca se han visto, pero se miran y se reconocen, se reconocen porque se han visto en otros hombres y en otras mujeres, sienten el deseo de estar juntos sin decirse sus nombres, de hacer el amor como nunca lo han hecho, de decirse cosas que nunca dirían a los que aman y respetan, porque son cosas de gente baja, palabras sucias que se aprenden en el suburbio del sexo, palabras prohibidas, palabras obscenas que atentan contra las buenas costumbres y la moral de nuestra honorable sociedad, ninguno de los dos piensa que pensara cada uno de cada cual, no les importa, él no es su marido, ella no es su esposa, tal vez no habrá otra oportunidad y además nadie se enterará, se miran, se intuyen, se presienten… se vuelven a mirar de nuevo saben que se han encontrado como si se estuvieren buscando y que por una vez en su vida serán lo que siempre han querido ser: voluptuosos, eróticos, sexuales, lujuriosos, pero por sobre todas las cosas libres, sin miedos, sin prejuicios, sinceros, como un hombre y una mujer en un viaje al sexo sin ataduras y haciendo el amor.
Cristian Osorio Múnera
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