Carta a un anónimo:
Son tantas las cosas sobre las que te quiero platicar y tan pocas las oportunidades para hacerlo. He intentado hablarte sobre esto que llevo conmigo, aquello de lo que nunca hablo, aquello que intento ocultar y olvidar, aquello que es mi pasado.
En las noches me despierto y me invade la nostalgia al no tener lo que he perdido. Me siento profundamente sólo en mi habitación. Me siento egoísta con el mundo y con migo mismo al pensar en lo que he hecho, en lo que hice. Quizá por banalidad o por simple escusa para ser lo que no soy, una rotunda escusa para escapar de mi pasado.
El arrepentimiento y la culpa no me dejan avanzar. A veces creo que no doy más. Me siento agotado y me doy por vencido, aunque ya ves donde continúo. Quisiera cambiar el pasado y me siento impotente al saber que no puedo hacer nada. Me siento confundido con lo que he hecho, confundido porque no sé qué camino seguir.
Estos reglones pueden resultarte confusos, es posible que nunca termines de conocerme, quizá nunca conozcas aquello que he hecho y por lo cual me arrepiento tanto, pero quiero darte una oportunidad para hacerlo, una oportunidad para estar cerca de mí, de mi pasado. Quiero que cierres los ojos y cuando los abras poder estar ahí, contigo, para continuar platicándote sobre esto. Puedo sonar extraño, pero hazlo, nada pierdes con intentar.
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