domingo, 14 de noviembre de 2010

Carta a un angel

»Un ángel… 
...No es nada más que un ser etéreo de infinita belleza; nada más, sólo eso... Entonces, ¿cuál es su atractivo?


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¿Es acaso su piel agraciada y nacarada, suave, firme, deliciosamente adictiva al tacto?

¿Son quizá sus labios, perfectos y sonrosados, llamativos y sensuales, provocativos como sólo puede serlo la fruta madura?

¿Son tal vez entonces sus ojos; oscuros y penetrantes, faros edificados con el cemento de melancolía líquida y ámbar de lágrimas, que llevan puerto de la locura?

¿Será acaso ésa ambrosía incorpórea que expele su cuerpo y que deriva en una droga de inalcanzable fuerza esclavizante?

¿Quizá podría ser su cuerpo, delineado y sutil, agraciado y lujurioso... Infinitamente lascivo y poderosamente atractivo?

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Y después de repasarlo, una y otra vez... Me doy cuenta de que no, no es nada de éso. El atractivo de un ángel por más increíble que suene, no es nada de ello... Y se preguntarán, ¿por qué creerme a mí, a una simple mortal sin poder o augurio alguno?... Pues responderé: Yo lo sé, porque yo besé a uno.

El atractivo de un ángel es la inagotable pureza de su ternura y de su amor. Es la sublime forma en que estos (En especial el mío, el más hermoso de todos) dice cuando quiere, una estúpida locución sin aparente significado y de apenas tres letras. Ése es el verdadero atractivo de un ángel. Y quién mejor para decirlo que alguien que no sólo conoce a uno sino que tiene la oportunidad de susurrarle un “Te amo” al oído.

Y quién diría... Muchos mueren buscando ver los ojos de uno; y yo puedo morir, afirmando que los ojos del más hermoso de todos los ángeles, me pertenecen...

Adios, Adios mi angel...
Quzá Sólo quizá...
Número 3

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