Siendo Colombia todo un paraíso con diversidad natural, clima tropical, una isla, estar rodeado por los dos océanos, una selva como el Amazonas “pulmón verde de Colombia”, un desierto y hasta la rana más venenosa del mundo se ha convertido en toda una CASITA DEL TERROR un mundo de inequidades, injusticias, falsos positivos, guerra, corrupción, yidispolítica y en general todos los escándalos que a diario se ven en los noticieros del país que evidencian el terror en el que se ha convertido Colombia gracias a las malas administraciones y las malas decisiones que éstas han tomado y ahora con las oleadas del invierno que están azotando al país nuestra sociedad se encuentra más amenazada porque ahora se tiene que enfrentar no sólo a los fenómenos sociales sino también naturales.
Definitivamente no existe más casita del terror que un mundo de diferencias en el que los ricos cada día sean más ricos y los pobres cada día más pobres, en el que sólo se piense en el bienestar particular olvidando una premisa principal que es “el bien general prima sobre el particular” y generando inconformidad o resentimiento en algunas personas o sectores de la sociedad, todo se ha convertido en un panorama gris, frio, tenebroso, trágico para quienes están al otro lado de la moneda y quienes están simplemente recibiendo las consecuencias de un mal mandato.
Este escrito es más una crítica al país en el que estamos y a las pocas soluciones que como Colombianos estamos ofreciendo, al silencio que quema, a la indiferencia que apoya indirectamente las malas decisiones, a las pocas soluciones y a la poca capacidad de movilización, Colombia se convirtió en una casita del terror y estando todos conscientes de ello simplemente ignoramos las cosas que están pasando y seguimos adelante como si nada, en vez de tomar los ejemplos de otros países que han tenido la capacidad de organizarse y luchar por sus intereses… también es un llamado de atención y una forma de sembrar la duda para que abramos los ojos y nos demos cuenta de lo mal que como agentes de la sociedad estamos.
MÓNICA RESTREPO
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