En realidad nunca había asistido a esta feria, tenía en mi mente que era algo aburrido donde señores de gafas muy intelectuales se reunían y compartían los saberes que les había dejado sus 1200 libros leídos en ese año, algo que no me interesaba escuchar ya que mínimo me he leído solo 2 libros en un año y eso porque son necesarios para desarrollar una entrega de trabajos de alguna asignatura de la Universidad.
Desde el momento en que ingrese mis paradigmas se destruyeron y comencé observar otro mundo lleno de cosas creativas, divertidas y entretenidas para todo tipo de público. De inmediato me anime y comencé a tomarle fotos a mis personajes favoritos de mis cuentos de la niñez y seguí el recorrido muy atenta a todas las actividades que ahí se desarrollaban.
Increíblemente no solo la zona de niños era divertida, al llegar al orquideorama (jardín botánico) me di cuenta que los stand eran muy atractivos y llamaban la atención de todos sus visitantes, invitando a leer y conocer libros llenos de sabiduría o historias maravillosas capaces de envolver a cualquiera.
Por otra parte esta feria permitió a todos los asistentes conocer, disfrutar, y compartir de otra forma la lectura, desde lo convencional, bilingüe, hasta sus espacios de comunicación tecnológica, permitió a los asistentes tomar la feria desde sus propios gustos, demostrando así a personas como yo que teníamos conceptos errados sobre estas actividades, que estos espacios no son solo para los intelectuales aburridos, sino para todo aquel que quiera sumergirse de la forma más creativa en un nuevo mundo donde los libros dejan de ser aburridos y empolvados para convertirse en una compañía divertida y acertada.
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