martes, 15 de febrero de 2011

Lugar nocturno que visité

Cuando úno llega no parece propiamente un bar o algo parecido. Parece más bien una casa de residencias. Desde afuera se escucha Salsa Clásica o Brava, como prefieren llamarla algunos. Entonces úno entra por cierto tipo de puerta de reja y un man musculoso le pide la cédula. Pensé que sólo me la pedía a mí por pequeño pero se la pide a todo el mundo. Alcancé a escuchar algunas mujeres que manifestaron sentirse halagadas por el gesto del vigilante. Bueno, después de bajar unas escaleras pequeñas úno se encuentra con el lugar. La primera impresión que tuve fue como de estar al lado del mar, y esa sensación se fue acentuando transcurriendo la noche. Hay como una barra que forma un cuadrado donde está el man que atiende y el que pone la música en un computador. El que atiende nos sugirió varios lugares donde sentarnos, preferimos el que estaba al lado de un ventilador (en serio se siente como al lado del mar a 40 grados). Las sillas y mesas son blancas de plástico (más razones para creer que se está en La Habana o en Puerto Rico). Pedimos una botella de tequila y el man que atendía salió del lugar y seguro compró la botella en alguna ventanilla que no paga los impuestos de sus licores (especulación económica de la más descarada). La botella no fue suficiente, pero bueno. Bailamos toda la noche hasta el cansancio. Pedimos algunas canciones y las pusieron al rato. En conclusión, el lugar es muy bueno. No sé si es que se lo proponga, pero el ambiente realmente es como habanesco. Indisolubilidad de forma y contenido aplicada en un espacio a la perfección.

Felipe Medina Escobar

1 comentario:

  1. Vale la pena contar más detalles del lugar de su gente, de los bailarines, de las parejas, del ritmo y si es el Tíbiri escenificar el antro.

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