Cuando me pongo a pensar en que me hizo tomar la iniciativa y hacerlo, repaso en mi mente todo aquello que me preocupaba o me hacía sentirme segura, y me doy cuenta que desde siempre he tratado de analizar todo, en busca de los pros y contras de cada una de las acciones que voy a seguir y nunca he dejado que mis actuaciones vayan solas, a la deriva y sin control. Y es así que noto que en especial esta no es una decisión tomada a la carrera, que el querer tener nuevas emociones dentro de mí, no venían de un simple y llano capricho, en realidad quería esto, estaba preparada para dar este pasó y me sentía totalmente segura.
Y sí, tengo que reconocer que cuando él me lo propuso tuve muchos sentimientos encontrados, por un lado el miedo que produce todo un mundo de cosas desconocidas, por otro lado, saber que si lo hacía, dejaría de ser la niña que está siempre en el regazo de su madre a ser una mujer que debe tener la capacidad de defenderse sola en el mundo y por último las ganas inmensas de explorar mas allá de lo que había hecho hasta ahora.
Y así fue como un 17 de abril salí de mi casa dispuesta a todo, había tomado una gran decisión y aunque era mucho el miedo recuerdo la emoción que sentía y las ganas que tenia de experimentar cosas nuevas, de salirme de mi zona de confort y lograr cosas sorprendentes, le di gracias a mi tío por la gran oportunidad que me estaba dando y salimos juntos hacia el aeropuerto rumbo a la ciudad de Medellín donde tendría una entrevista para empezar mi vida universitaria lejos de lo que por 19 años había sido mi hogar. Y esa fue la primera vez que tome una gran decisión.
Ana María Ruiz
Hermoso texto, bien manejado y con sutilezas
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