No sabemos cómo descubrimos el lugar, fuimos y fuimos adentrándonos en nuestra vehemencia, navegando sin prisa, sin temores, dejando la ansiedad atrás. Pasamos por fuertes tormentas donde sólo añorábamos volver a ver ese cielo nocturno plagado de estrellas que nos invitaban a seguir nuestra marcha hacia lo desconocido, a soñar despiertos con el más deseado momento de amor… dejándonos arrullar por el vaivén de las olas que dirigen nuestro rumbo hacia lo mas insondable de nuestros pensamientos para así hallar la ambrosía que saciara nuestras almas.
-Diana Agudelo-
No hay comentarios:
Publicar un comentario