domingo, 10 de octubre de 2010

Carta a Salomé. Por: 24


Llegaste un 24 de diciembre envuelta en una cobija, estabas temblando del frío con ese clima que hace en el oriente antioqueño. Eras la pecosa mas hermosa que había visto hasta el momento y todavía lo creo, sos la mas hermosa de todas. No te esperaba, llegaste de sorpresa y me has alegrado todos mis días en los últimos 10 años.

Ahora cuando te miro mientras me arreglo por las mañanas y vos estás buscando el sol por la ventana que entre para tener calorcito, porque seguís siendo friolenta, me acuerdo de cuando eras pequeña, con las patas enormes para tu tamaño.
Pasaste por una etapa que recogías todos los objetos brillantes, los escondías en un hueco que escarbabas y no los podíamos encontrar. Como vivías en una finca aprovechabas para irte a las fincas vecinas a la hora del ordeño, llegabas oliendo horrible a leche seca, pero como siempre moviendo la cola. Por eso pienso que sos la perra mas feliz del mundo. Además cazabas todo lo que se moviera, gallinas, pájaros, conejos y hasta ratas, que por cierto un día después de matar una que estaba envenenada casi te morís. Pero sos fuerte, luego de muchos accidentes y operaciones que has tenido demostrás que podés con todo.

 Luego de venirte a Medellín me asustaba que te murieras del aburrimiento en un apartamento, por eso empezamos a hacer deporte con vos, Agility, mi campeona, tantos premios que te ganaste y cómo lo disfrutaste. Ahora por varias circunstancias no podemos seguir practicando, ya tenés 10 años y todavía pareces el cachorro que jugaba hace mucho tiempo, seguís moviendo la cola hasta dormida, seguís siendo la perra mas feliz del mundo.

Y yo siento que sos mi vida, has estado la mitad de mi vida ahí, haciéndome feliz, recordándome en mis peores momentos que hay cosas buenas, que no hay que desistir. Vos sos mi amor, mi familia, mi hija. Y aunque sé que es imposible quisiera que estuvieras conmigo toda mi vida. 

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