Medellín, desde hace muchos soles, aunque hoy salga el del 5
de septiembre
Señorita:
Volví a soñar contigo. Esta vez
no eras el centro de mi sueño, pero tu presencia en él ayudaba a darle vida. Yo
sé que suena estúpido, pero me gusta imaginar cómo sería la vida, mi vida, si
me acompañaras. Sabías que la semana pasada estuviste a mi lado por casi 5
minutos? Nos subimos a una nave espacial que yo sé que te lleva a tu casa, y de
no haber sido porque necesitaba escabullírmele a unos extraterrestres que
querían mi cerebro, le hacía caso a esa parte de mí que quisiera botar todo al
carajo sólo por sentarme al lado tuyo. Pero la vida es cruel, y en vez de tener
tú rostro frente mío, me toca ver la carota de tu novio al cual tengo la
fortuna de no conocer en persona. Por qué las mujeres siempre tienen que buscar
a un hombre que sea algo mayor a ellas? Yo sé que mi rostro de 15 años no te
debe parecer atractivo pero, si algún día tuvieses la oportunidad de hablar
conmigo, te darías cuenta que puedo ser hasta mayor (internamente hablando,
claro) a tu novio de 25.
Imagino que, algún día
trabajaremos juntos, y poco a poco te interesarás en conocerme de a poco, y con
cada tanto, te acercarás, y saldremos, hablaremos de música, nos reiremos y tal
vez surja un beso inocente como preludio de un abrazo.
Es mucho pedir si dejamos botados
nuestros mundos por tomarnos un inocente café en medio de la galaxia? Qué te parece si una tarde nos reunimos a escuchar
música, y hablamos sobre viajes surreales envueltos en colores y destellos y,
de paso, hablamos sobre la vida, sobre el clima, y sobre ti?
Algún día dejaré de ver tus ojos
por la televisión para tenerlos de frente, y tu voz más que un podcast en mi
iPod, para que me logre sacar una sonrisa cuando esté al teléfono.
Hasta algún día.
Siempre aguardándote, alguien que no es admirador tuyo.
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