viernes, 15 de octubre de 2010

Carta


Medellín, desde hace muchos soles, aunque hoy salga el del 5 de septiembre

Señorita:

Volví a soñar contigo. Esta vez no eras el centro de mi sueño, pero tu presencia en él ayudaba a darle vida. Yo sé que suena estúpido, pero me gusta imaginar cómo sería la vida, mi vida, si me acompañaras. Sabías que la semana pasada estuviste a mi lado por casi 5 minutos? Nos subimos a una nave espacial que yo sé que te lleva a tu casa, y de no haber sido porque necesitaba escabullírmele a unos extraterrestres que querían mi cerebro, le hacía caso a esa parte de mí que quisiera botar todo al carajo sólo por sentarme al lado tuyo. Pero la vida es cruel, y en vez de tener tú rostro frente mío, me toca ver la carota de tu novio al cual tengo la fortuna de no conocer en persona. Por qué las mujeres siempre tienen que buscar a un hombre que sea algo mayor a ellas? Yo sé que mi rostro de 15 años no te debe parecer atractivo pero, si algún día tuvieses la oportunidad de hablar conmigo, te darías cuenta que puedo ser hasta mayor (internamente hablando, claro) a tu novio de 25.

Imagino que, algún día trabajaremos juntos, y poco a poco te interesarás en conocerme de a poco, y con cada tanto, te acercarás, y saldremos, hablaremos de música, nos reiremos y tal vez surja un beso inocente como preludio de un abrazo.

Es mucho pedir si dejamos botados nuestros mundos por tomarnos un inocente café en medio de la galaxia?  Qué te parece si una tarde nos reunimos a escuchar música, y hablamos sobre viajes surreales envueltos en colores y destellos y, de paso, hablamos sobre la vida, sobre el clima, y sobre ti?

Algún día dejaré de ver tus ojos por la televisión para tenerlos de frente, y tu voz más que un podcast en mi iPod, para que me logre sacar una sonrisa cuando esté al teléfono.


Hasta algún día.


Siempre aguardándote, alguien que no es admirador tuyo.

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