Después de una larga noche sin dormir, debido insomnio que me persigue, suena el despertador. Justo en ese momento en el que mis ojos se cierran y logro conciliar el sueño, ¡justo en ese momento!. Qué difícil es despertar cuando apenas te estás quedando dormida, doy media vuelta y me doy una licencia de cinco minutos más, luego me levanto e intento hacer todo en tiempo récor. Me dirijo al baño y tomo una ducha que se roba casi todo mi tiempo, me seco y lo demás como escoger la ropa, peinarme y maquillarme lo hago en el poco tiempo que me queda.
Salgo de mi casa, paso la calle y espero el bus, a veces para de inmediato, otras veces tengo que esperar más de 15 min. Al subir busco algún puesto desocupado, me gusta observar a las personas que suben, otras veces solo miro por la ventana, y en poco tiempo llego al centro.
Camino hasta la oficina sin detenerme, al llegar saludo a algunos de mis vecinos, enciendo el computador, dirijo mi mirada hacia afuera, comienzo a organizar la oficina y vuelvo a sentarme en la silla del PC, inicio mi trabajo, y faltando una hora antes de mi clase, cierro mi oficina con llave, y camino hasta el paradero del coonatra, si no llevo mi mp4 escucho la emisora elegida por el chofer. Desde el lugar donde estoy sentada observó a cada persona que sube al circular, y volteo para ver a través de la ventana durante 40 min, durante ese tiempo veo diferentes personas y situaciones con las que podría escribir una historia algún día, luego me bajo del circular y finalmente llego a la universidad.
Parece mecánico el recorrido y se pierden los detalles por la descripción puntual y fría. Igual sucede con las imágenes. Dale mas frescura y ritmo al ejercicio
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