Una noche te hablé y mi corazón se encontraba adormecido,
la otra noche, que se convirtió en la segunda, te vi y las mariposas de mi imaginación pasaron a mi estómago,
la tercera noche ya soñaba con tu piel,
la cuarta noche dibuje mis labios sobre los tuyos,
la quinta noche tu voz era el cántico de todas mis mañanas,
la sexta noche mi corazón despertó de su sueño y junto con él mis labios salieron al descubierto,
la séptima noche mi fantasía se volvió realidad,
la octava noche tu perfume estaba impregnado en mi piel,
la novena noche tu mano tomó mi mano fuertemente,
la décima noche me contaste tu secreto más profundo,
la decimoprimera noche supe que tu amor era verdadero,
la decimosegunda noche te acompañé en tu cama,
la decimotercera noche, con tu último aliento me diste el beso más sincero,
la decimocuarta noche te acompañé en tu última estación,
la decimoquinta noche soñé y te vi en el cielo,
la decimosexta noche volviste a mis sueños y me mostraste que mi tristeza no debía ser de dolor, sino de alegría,
la decimoséptima noche dibujé tu figura en mi cama,
la decimoctava noche sentí cuando te acostabas junto a mí,
la decimonovena noche me dijiste jamás te dejaré
y la vigésima noche te convertiste en la historia de un sueño, mi sueño.
Aú quedan novecientas ochenta y una noches para seguir soñando.
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