Carmen Kass, todos los fetiches en una mujer. http://www.refinery29.com/carmen-kass-goes-bare-in-berli.php |
Pero seamos realistas, para tener buen sexo lo último que se necesita es amor, simplemente se necesita conseguir a otra persona ciertamente habilidosa para la contorsión, o en muchos casos para hombres y mujeres, ser un completo experto manejando sus extremidades superiores y todos los elementos que las componen, o irse por el camino fácil, comprar juguetes, que bien diferentes y divertidos los venden hoy. El amor, el amor, el amor, qué gran limitación lo que este estúpido sentimiento implica para el sexo, impide lo salvaje, lo verdaderamente placentero, lo brutal, lo sucio y nos hace caer en la monotonía del misionero que ya está mandado a recoger.
El mejor de los polvos, el mejor orgasmo, es el que no se planea, el que puedes hacer con libertad con una persona a la que apenas conoces, como alguna vez, en el baño de una discoteca. Luces por todas partes, el lugar a reventar y el humo que difícilmente permitía saber quién frotaba de una manera tan sexy todo tu cuerpo, me dirigí hacia el baño, con tan buena suerte que el baño de los hombres estaba cerrado, entonces, con un poco de recelo, entré al baño de las mujeres, y entonces allí estaba, mirándose al tocador, voluptuosa, sexy y sudorosa, arreglándose el vestido, la miré de una manera que creo que jamás se debió haber sentido más desnuda y me dirigí al baño; ella como sintiéndose embargada con mi deseo me siguió con la mirada y por eso dejé abierta la puerta de aquél baño que todavía recuerdo perfectamente; no sé qué pasaba en esos momentos por su cabeza o si el licor ya era dueño de su cabeza, pero me siguió y en cuestión de segundos sentí como sus suaves manos comenzabas a acariciar con seguridad mi espalda y a empezar a bajar lentamente hacia mi coxis, y luego hacia adelante, y comenzó a susurrar un montón de cosas al oído que terminaban por ponerme cada vez mas ganoso, de repente estábamos ya frente a frente, dándonos los besos más apasionados y dulces de todo el universo, su lengua tan cálida y sus labios tan afelpados todavía los recuerdo bajando delicadamente mientras recorría mi pecho buscando con ansia la manera de desatar esa estúpida correa que ese día parecía no quererse soltar, pero lo logró, logró quitarla, y para qué descubrir lo que hizo con sus labios, lengua y esa maravillosa garganta, después de unos minutos, y después de haber recibido la mejor felación del mundo, la tomé con un ímpetu que jamás había sentido para ponerla exactamente donde la quería, empecé a tocarla, a mover mis dedos, labios y lengua y a respirar tan intensamente como nunca, para que me sintiera, para que gimiera como una perra en celo, mientras la penetraba no podía dejar de tocarla, jamás había sentido un clítoris tan húmedo y tan firme, tan dispuesto y tan excitante, esa noche nos sacamos toda la ropa, el sudor y dejamos que fluyera todo el deseo, lo único que ella se dejo puesto fueron sus zapatos de tacón, había cumplido una de mis fantasías, hacerlo con una mujer mientras todavía conservaba puesto uno de mis mas grandes fetiches y me lastimaba placenteramente con ellos cuando se trepaba en mis piernas. Al final, llegó el momento que jamás hubiese querido que llegara, me vine con una fuerza que hoy no comprendo cómo pude contener mis ganas de gritar y luego ella me siguió acabando de la manera más increíble acompañada de unos gemidos tan dulces y de un rostro y un cuerpo tan sudorosos que ya no podrían ansiar más, al final recostada sobre mí mientras ambos tratábamos de recobrar el aliento y de no morir ahogados por el vapor de la excitación, ella lanza la pregunta del millón: ¿cómo te llamas? Ese si fue un verdadero viaje al sexo, al placer y a la locura, aunque después de ese día seguimos en contacto y nos vemos ocasionalmente sólo para tener sexo, nada supera lo que ambos sentimos en aquella calurosa ocasión.
No podría terminar de escribir sin mencionar algo que en lo personal me lleva a estados de éxtasis inimaginables: el poder contemplar a una mujer desnuda mientras ignora que la observo o la posibilidad de observar a una pareja que simplemente revienta de placer mientas tienen penetración, es difícil de describir, pero me resulta placentero ver como otros disfrutan del sexo, ver cómo juegan y se tocan; tal vez por eso sea que en el preámbulo para tener sexo casi siempre le pida tímidamente a mi compañera de turno que se toque y que juguetee con ella misma mientras la observo, que gima como la más golosa de las gatitas suplicando por compañía para después estar con ella y arremeter con fuerza luego de haber visto como se toca y comprender por el movimiento de sus manos donde le gusta que la pellizquen, muerdan y toquen de todas las maneras imaginables. Definitivamente, el sexo es un verdadero viaje, en el que el tiquete de partida siempre es el deseo, sea con otra persona, o sea solo contigo mismo, el sexo se disfruta se vive y va contigo porque no puedes luchar contra ese instinto y ese carácter animal te acompaña a todas partes, y por otra parte el amor, el amor bien puede irse a la fregada, porque para penetrar, tener erecciones, y gritar como locos mientras se fornica, sólo a los imbéciles cursi puede hacerles falta.
Ahhh y fue sexy escribir esto, ¡lo disfruté!
Buena redacción, me gusta mucho, hace que te transportes al momento y la situación descritas ...
ResponderEliminarparce increible me encanto, me llevo a revivir con imágenes cada momento, cada instante de la historia, simplemente me facino #2
ResponderEliminargracias, también disfruté escribiéndolo #19
ResponderEliminarRealmente...viaje al sexo! esta' super! #10.
ResponderEliminarMe gusta el aporte de cada uno de ustedes, este ejercicio enriquecese las experiencias.J
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