Estaba frente al bar, uno de los tantos que se encuentra ubicado en pleno corazón de Medellín, en donde se gesta de día el comercio y la noche se desviste de fiesta. Era temprano, el sol hacia pocos momentos se había ido a dormir.
En su entrada una hermosa fuente da la bienvenida y a pocos pasos una puerta oscura deja dar paso al interior, en el bar se puede sentar y conversar con amigos, tranquilamente y disfrutar de una bebida y buena música. Sus sillas pequeñas, sus mesas de madera y los cuadros en carboncillo dejan ver un aspecto clásico, pero en sus esquinas los televisores plasmas con la proyección del video de la canción que esta sonando le da ese toque moderno, al igual que sus luces sombrías. En el medio una gran barra circular encierra a los meseros, las copas cuelgan del techo y al lado unas escaleras en forma de caracol dan el paso al segundo piso un lugar más intimo, privado para estar en pareja, con muebles grandes y espumosos apenas para una noche de desfogue de pasión. Era el lugar preciso allí era donde debía estar si quería encontrarme con algo que despertara mi interés.
A mi lado un grupo de amigos así lo delatan sus expresiones, estaban tomando unas cervezas mientras sonaba de fondo "Only Girl" de Rihanna, todo parecía un encuentro casual entre compañeros, tres mujeres y dos hombres todos físicamente agradables, excepto por alguna, como siempre existen las excepciones. Cantaban y movían sus cuerpos lentamente al ritmo de la música las mujeres con más gracia que los hombres, la primera ronda de cerveza se acabó ¿Pedimos otra? preguntó uno de los hombres, unos segundos de silencio hasta que todos de forma simétrica asentaron con la cabeza un SÍ. Los ánimos fueron subiendo poco a poco, hasta que la sonrisa disimulada de uno de los manes hacía una chica de amarillo, anunciaron que la noche apenas se ponía buena, sonrisas van y vienen, abracitos, cantos en coro, amigos, cervezas, que más se puede pedir.
Las tres mujeres de repente se paran para ir al baño, todas en manada como siempre, pero una de ellos se quedo mirando a una de sus amigas y esta se percató del hecho, trató de ignorar su mirada, y se notaba que no era la primera vez que lo hacia, en el fondo se le notaba que le agradaba que la mirara así. Al tiempo cuando las cervezas ya se les subió a la cabeza la chica de amarillo salió a contestar una llamada de su celular en el balcón y el amigo se fue detrás de ella, hablaron un rato, se miraban fijamente, bajaban la cabeza, pero no pasaba nada, una de ellas se marchó al rato ya quedaban dos para dos, pensaba yo a lo lejos mientras los miraba. Los jóvenes eran estudiantes de un instituto técnico cerca al lugar, hablaban de las clases, y de una mujer a la que llamaban "Perra". Acabadas las cervezas ya no había nada más que hacer dos de ellos se adelantaron y la mujer de amarillo se quedó en una esquina con su "Amigo", este sin pudor alguno
la besó, la miró como para preguntarle si estaba bien, pero ésta no tuvo palabras le devolvió el beso con más intensidad. Al bajar se despidieron de sus amigos mientras que ellos dos se fueron en un mismo taxi para la casa de ella puesto que sus padres estaban solos, era el lugar perfecto para hablar con más tranquilidad y para terminar lo que habían dejado en pausa en el bar. Somos amigos pensaban los dos pero que importa respondían al tiempo. Él le decía: déjate llevar, al fin de cuentas esto quedará entre nosotros dos y ¿Qué pasa si lo hacemos? Sus cuerpos sudan y el bombillo deja de alumbrar, ahora no se ve nada ¿Qué pasó? Eso ha quedado entre ellos dos.
POR: JORGE ANDRES TABORDA SALDARRIAGA
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