El retraso de Marcela dio tiquetes de vuelta a Josué el del tinto, que soñando con una cerveza regresó a la facultad. sintióse contrariado al ver el edificio atiborrado de estudiantes ansiosos por no aprender, fue ahí que topó con Esteban que iba para su clase también.
Esteban el fin de semana se tomó 20 cervezas sólo en el bar, tras conocer el retraso de su hermana, tras conocer que ésta iba a ser mamá. La borrachera le abrió un hueco a su estómago, no comía desde las 15 horas de ese sábado nefasto, así que cuando regresó a casa se sirvió una cena y se acostó a dormir.
Josué no advirtió de su presencia, no se dió cuenta que frente a frente lo vio Esteban, así que tras la clase visitó el kiosko de revistas afuera de la facultad, y luego se dirigió a su casillero, y allí mientras sacaba sus cosas volvió a pensar. "Qué linda la vida sin trabajar, qué bueno cuando no sudaba para conseguir el dinero necesario para ir a bailar".
Josué era jóven, no se quería casa, no soñaba con anillos, ni vestidos, ni marcha nupcial... Todavía recordaba sus noches con Teresa, tan violentas y tan tiernas, una manera colombo-americana de juntar las tendencias con la vieja tradición.
Eran las doce del día, la plazoleta estaba llena, no le cabía un alma, un tinto, o una cerveza. Esteban se acercó con rostro sombrío y seguro, sombrío por la venganza y seguro porque sabía lo que iba a hacer, se llenó de coraje con una borrasca de viento que adentró en su pecho, y en cuanto vió a Josué junto al decano, en ese sitio común, no esperó, así como lo hacen las tragedias, y soltó el secreto de Josué con lágrimas violentas, y todo el mundo se dio cuenta, que éste tenía un romance con una estudiante de la universidad.
Finalmente y de esa manera, la tranquilidad de la vagancia regresó a Josué, y así mismo el retraso se apresuró en irse, cuando por la infame despedida de la docencia en la facultad, generó los miedos entre él y Marcela, para terminar por abortar.
Camilo Andrés López Valencia.
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