lunes, 5 de septiembre de 2011

Rohan Bar by Angelo Muriel

1:20 am de un Sábado de agosto, me dirijo a casa algo somnoliento, de repente recuerdo el trabajo de Lenguaje. A dos cuadras de allí se encuentra Rohan un café bar inaugurado hace algunos meses, Parqueo mi motoneta e ingreso al lugar, Suena “Plush” de los Stone temple pilots , me dirijo a la barra y me sorprendo ya que el barman es un viejo amigo, lo saludo y le pido una cerveza costeña, mientras tomo el primer sorbo analizo el entorno, lleva una decoración sencilla pero agradable el espacio está ambientado en la edad media con espadas, cascos, escudos y un gran mapa el cual atraviesa toda la pared, le pregunto a Juan (barman) ¿a que horas cierras?, me responde que a las 2:00 AM. Le pido que ponga ”Everlong” de los Foo y observo el video en la pantalla del frente, junto a mí hay un borracho empalagoso quien con el fin de entablar conversación dice algo muy obvio para los que gustan del buen Rock ,“Ese es el baterista de nirvana” algo irritado asiento con la cabeza y sigo observando aquella joya audiovisual que nos regaló Michell Gondry ;al ritmo de aquel tema una rubia danza sensualmente ,al frente está su acompañante, un tipo de porte rudo, pelo largo, chaqueta de cuero quien con solo estirar un poco su brazo la acerca y la besa, (suena territorial pissings), sonrío y mi voice over dice “acorde al momento”.
Es la 1:45 el lugar está casi vacío, alguien pasa por mi lado y se dirige al baño, al salir de éste observo bien y es “Juangui” un amigo de infancia el cual me comentaron que meses atrás se había casado, nos saludamos efusivamente y lo felicité por su matrimonio, hizo una mueca y nos despedimos, se dirigió a un rincón donde lo esperaba una chica, supuse que era su esposa y dirigí la mirada de nuevo a aquella rubia y el hombre rudo de pelo largo quienes se encontraban discutiendo.
Son las 2:00 AM suena “Locomía” y se encienden las luces, miro a Juan y le digo, “buena forma de echar a la gente” él sonríe, me despido, salgo del Bar y enciendo la motoneta .
La acompañante de “Juangui” era una chica la cual había conocido hacía una semana por medio de una red social, se hacía llamar “la Ñeca” quien contaba con unos grandes atributos, los encargados de seducir al ingenuo “Juangui” quien con solo unas cuantas frases en el chat accedió a salir.
Aquella noche el ron hizo su efecto, llegaron a Punto cero y “la Ñeca” pidió la mejor habitación. Sin reparar en gastos y con el libido alborotado “Juangui” corrió junto a su amante al lecho fugaz, se escucha entonces una voz detrás que dice:! Señor, señor las llaves¡ se devuelve y con su mueca característica da las gracias y continúa la ruta; llegan a la puerta de la habitación e introducen las llaves en la cerradura, Al abrir la puerta “Juangui” se encuentra con su peor pesadilla, es su esposa quien junto a “la Ñeca” habían planeado tal confabulación.
En el mismo hotel ingresa la Rubia sensual y Rudo de pelo largo, piden una habitación y se dirigen al aposento, la Rubia empieza a verse ansiosa, el Rudo la hala fuertemente e ingresan al cuarto, le dice que se desnude lentamente, ella cada vez más inquieta le dice : “creo que debemos irnos”, él solloza y le dice que por ningún motivo va a perder esa platica, fuertemente le lanza la mano a la entrepierna, ella empalidece, él sonríe y dice: jajajaja Tienes Pipí, no te preocupes que yo solía ser mujer y nos podemos complementar mira, estupefacta la Rubia sensual observa lo que éste guarda en su entrepierna.
La esposa de Juangui toma el celular, marca y dice:“ amor, amor ya estoy libre lo conseguimos” del otro lado el borracho empalagoso del bar le contesta: “Que bien mi amor, que bien”.



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