Rigoberto con sus pantalones apretados de bota ancha, camisa de paño, y zapatillas bien brillantes, se encontraba en la heladeria esperando a Betty para disfrutar aquella noche que tanto habian esperado.
El lugar estaba completamente adornado, perfecto para la ocacion, con imagenes de los artistas que en ese momento estaban a la moda. Habia luces de colores por todas partes, era perfecto; pero estaba completamente lleno, no le cabia un alma, todas entonando las canciones que ponia el señor de la consola, pero con tanta multitud a Rigo le quedaba muy dificil ver a quien seria su acompañante, porque tenia mesa reservada adelante en la mejor parte del sitio.
Pasaron algunas horas y nada que llegaba Betty; hasta que en lo profundo, atras de toda la gente, se dejo ver, con sus rulos bien definidos, su copete de alf, un hermoso vestido de colores y sus bellos ojos azules. La emoción embargo a Rigo, su sonrisa se presento de inmedia, como pudo él se abrio campo entre la gente hasta que llego donde ella, la cogio de la mano y la lleva hasta su mesa; sus miradas se encontraron y con el ritmo de la musica que estaba sonando de fondo, empezaron a cantar a la misma vez: “Siiii para enamorarme ahora, volverá a mi la maldita primavera, que importa si…”, asi siguieron este par de señores de edad toda la noche, cantando sus canciones preferidas, en el unico bar siempre se las ponen todas las noches MELODIA PARA DOS.
Juan Diego Muñoz Escobar
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