sábado, 10 de septiembre de 2011

descripcion bar laura alzate



No era el mejor día para llegar y mucho menos a ese lugar, el día era lluvioso, sucio… solo
Lo único que hice antes de salir fue mirarme en el espejo y darme cuenta lo mucho que había cambiado…me sentía terriblemente vacía  al igual que aquel lugar. Este había cambiado tanto como yo; su concepto era el mismo, todo muy cinematográfico, todo muy intelectual hasta tal punto que me sentí intimidada por aquellos tipos bohemios que lo frecuentan y que hablan con cierto tipo  de sabiduría donde su ego es tan grande que siento como mi garganta se va cerrando, la respiración empieza a hacerse débil, el pecho me pita como una gran sinfonía, saco mi inhalador y hago lo que tengo que hacer. Al frente aquella mujer me mira con desprecio o tal vez con lastima no lo sé bien.
Al lado de mi mesa había una librería cuando antes era una especia de mini cine donde no se proyectaban películas; tal vez cayeron en cuenta de lo estúpido que era  o tal vez necesiten más dinero y decidieron ampliar su empresa,  en fin, la cosa es que mientras miro aquellos libros  pido empanadas y un cappuccino.
La chica de enfrente pidió lo mismo. Yo estaba sola, ella estaba sola… no creo que en el mundo exista alguien  que odie tanto la soledad como yo… pero el día  lo ameritaba, el lugar lo ameritaba. Se me es imposible leer con tranquilidad aquellos poemas que están plasmados en las mesas, es un lugar realmente hermoso su carta tal vez la más romántica que haya leído.
La música era tan fría como el ambiente, nadie quería divertirse, nadie quería soñar, nadie quería compartir…me puse las gafas para no desentonar, estaba vestida de negro y podía pasar desapercibida; ella estaba con un vestido rojo, su cabello reluciente, un escote profundo y unos tacones que cuando caminaba todos volteaban a verla, entre ellos se susurraban y la miraban con desdén ; a ella parecía no importarle, hacia ruido con el pitillo de su cappuccino mientras yo trataba de absorberlo todo sin hacer el menor ruido; no paraba de mirarme, ella sabía que estaba incomoda en ese lugar  ¿porque fui? Se preguntará ella.
Fui porque a veces me gusta sentirme miserable, porque me gusta sentir la soledad de los otros, fui para entretenerme con sus vidas, con sus aburridas vidas.  
­Todos tomaban vino y leían un libro o hablaban acerca de sus grandes saltos en la escritura, narrativa audiovisual  y más mierda que nadie escuchaba. un chico le decía a su chica el nuevo libro que escribiría y le contaba sus artimañas narrativas yo me preguntaba  en qué idioma hablaba, que diablos era todo eso y por lo que vi en su cara ella se preguntaba lo mismo, el chico no paraba de hablar, la chica se levanto y se fue hacia el baño,su baldosa azul da tranquilidad y tal vez ella lo sintió así pues fue en el único lugar en el que pudo desahogarse, me acerque la mire y le sonríe mientras ella llorando también me sonreía…
Al salir del baño descubrí que había un piano de cola y me pregunto qué demonios hace un piano de cola sin ser usado y mas con un estuche negro?
Quise preguntar  si podía usarlo o al menos verlo sin ese horrible estuche pero el miedo me pudo, la chica del vestido rojo me miraba mientras miraba el piano; se sentó en él como si fuera de su propiedad , lo desnudo y empezó a  tocarlo , nadie le decía nada, nadie la escuchaba … en realidad no sabía tocar pero parecía disfrutarlo. Me fui hacia la mesa y vi que ya me había comido todo y bebido todo fui a pagar a la caja y la chica ya no estaba en el hermoso piano, le pregunte al mesero si sabia donde estaba la chica del vestido rojo , me dijo que no había nadie de vestido rojo, se la describí a la perfección le dije como eran sus ojos , dientes, cabello, actitud y como estaba vestida, le dije que hacía pocos minutos estaba tocando piano …el  me pregunto  si me encontraba bien y le dije que perfectamente pero que necesitaba saber de ella. Me dijo que no había ninguna mujer al frente de mi mesa  que la única que había pedido empanadas con cappuccino era yo; que la única que había estado cerca del piano era yo y que la descripción física que le daba coincidía perfectamente con la mía;  solo que con un vestuario diferente, le grite que no me entendía que nadie me entendía… y en ese momento decidí acabar esta  función e irme.

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