Eran las 5 a.m. y suena el teléfono; una llamada poco común de Andrés, quien no ha podido dormir toda una noche, gracias a que no sabe cuál será la reacción de Teresa, su novia, cuando este le proponga matrimonio. Me conto cual era su plan, el cual consistía en dejarle unos anillos con una nota emotiva en el casillero de la facultad, algo tonto y poco creativo a mi forma de ver. No era mucho lo que entendía ya que el día anterior había tomado unas copas de vino tinto que me traía con resaca, pero él continuaba su bla bla narrando su dichosa idea de cena romántica, pero yo solo sentía que el edificio se venía encima del dolor de cabeza que me causaba su meloseria.
Más tarde, me encontré con Esteban en el colombo o colombus nuestro bar favorito, él me había citado ya que debía contarme algo que ocurrió el pasado fin de semana, que según su rostro era algo horrible o fuera de lo común, mientras le pedía que me contara de una vez que había pasado, llego Josué un tipo que me caía de lo peor y era el eterno enamorado ( yo diría obsesionado) por Marcela una amiga algo extraña pero igual divertida, la cual siempre evadía el romanticismo de aquel chico. La cara que Josué tenía era peor que la de Esteban, por lo que me preocupe, por fin se decidieron a contarme lo que sucedía, pero me advirtieron que era un secreto el cual no podía revelar. Me contaron que habían encontrado a Marcela con Teresa en una situación muy comprometedora en una disco, tomando cerveza, lo cual no tenía nada de extraño hasta que me especificaron que se pararon a bailar algo exótico y a besarse, lo que me causo un poco de risa, pero a la vez reaccione sobre mi amigo Andrés el cual se moriría al enterarse.
La razón por la que me contaban esto era precisamente porque no querían que Andres se entere pero a la vez no podíamos permitir que este le proponga algo a Teresa. Pero sin darnos cuenta él estaba justo detrás de nosotros escuchando todo lo que decíamos, esto nos dejo sin habla.
De la nada dejo caer unos tiquetes con destino a kiosko un lugar hermoso que siempre habíamos querido visitar, me dijo que no quería hablar del tema, pero que los boletos estaban listos y pues sería lindo que su mejor amiga lo acompañara ya que aquella mujer no lo merecía más que yo, no pude evitar mi alegría que le dije que las penas se curan con los viajes, el soltó una pequeña carcajada mientras me apuraba porque no quería un retraso en nuestro vuelo. Finalmente gane entre todo este enredo porque nada mejor que un viajecito de placer y sobre todo GRATIS.
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